Escucha lo que te voy a decir:
cuando lleguemos allá,
y no esté, todo por el momento habrá acabado.
El perfume que tanto deseabas a cloro
tendrá que esperar al año que viene.
La medusa picaresca, escapó.
El socorrista por el que morías,
alomejor el que viene estará de médico,
pasará de flotadores,
y enseñará a sus hijos a nadar desde bien chicos.
El polo de nieve,
cuando lleguemos allá,
mas vale que esté comido.
Si no, caerán sus hojas de hielo perenne
y será calor de estufa de invierno.
Cuando lleguemos allá,
dejaremos doscientos cincuenta euro de gimnasio,
soltaremos tangas de leopardo y cogeremos bisones,
tomaremos libretas y rotuladores.
¿Y la crisis?,
¿y la gripe H1N1?,
seguiremos con ellas.
Porque en mi casa, como en la tuya, seguirá mi fiel y quejica amiga de tarde,
la televisión.
E.M.G
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