La raza animal, sin duda, te querrá meter en habitación oscura.
Los que andan buscando dudas dolientes en los estantes de la desesperación a veces precisan de ella.
Recuerda que nosotros, animales cargados de moral, de vez en cuando necesitamos encerrarnos en ese pequeño vientre latente en el que perecer, para luego nacer de nuevo por cesárea, junto a una tila y un cuaderno llorado.
Sí es cierto, que a veces se hace demasiado pegajosa. Pero nunca escupiremos para arriba. Algunos poetas se casaron incluso con ella, la llevaron ante un altar, la besaron y murieron. Otros enloquecieron solo con querer tenerla y no poseerla.
¿Qué animal de naturaleza pensante puede prescindir de ella?
Nadie amigo. Siempre, hasta en los momentos mas inesperados (hasta cuando un amor terrenal, ajeno a ella, rebosa las paredes de tu casa) la ves sentada en la cama junto a tu amada. Habrá vivido más momentos incluso que tú mismo, habrá compartido risas cuando nadie te escuchaba, se habrá comido más llantos que los que tú recuerdas al despertar.
Sólo la Soledad bella caminará con pasos de pasarela por los pasillos de tu hogar. La que intentaremos aniquilar será a su abuela. La que con el tiempo nos muestra arrugas de desesperación y silla en un salón vacío de calores. Vacio de colores.
E.M.G
Meri! ¿Esto lo escribiste de casualidad o a raíz de lo que leíste?. Leí tu entrada hace unos días pero no te he dicho que me ha gustado mucho. Ya nos vemos.
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