Sobre la acera

Ibas bailando.
El pacto de caderas
y el impacto hacían el paso,
pasó un ángel volando raso
por el sinuoso contorno de tu danza.

Y es la calle una balanza.

Ya no hay justicia de antifaz y espada,
es un contexto de libros con leyes quemadas,
en tu solapa una rosa de hierro
que huele a campo, ramas verdes y mina.

Tu mirada ¡Cómo camina!

Oteas el horizonte
y en su cara bifronte
sonroja y cubre de amaranto
su masa más eterna y universal.

Todas las torres quieren tocarla y besar...

Puedes que sueñes a sal,
con manos, pies y vino
bebo para que sueñes conmigo,
y si no.
yo te tendré que soñar.

E.M.G

PD: Perdón al lector por escribir últimamente de tan "moñas maneras".