Seremos hombres

Cuando es difícil mostrarse asi mismo el pulmón,
y la piel deja ver los músculos de la ambigua juventud,
refieres el pecho al vecino,
dibujandote caminos en el escaso vello
que terminan perdiendose por algún recoveco de la axila.

Mientras tanto,
la esfera en la esfera viaja por sí misma,
quién diría que vivimos en un círculo, ¿verdad?,
te voltea, te tira, te levanta en un arrebato
y te muestra la gravedad.
Ya aparece en tu vida,
se hace una invariable de vida en tus problemas de física.

La mente, que no es tonta,
va dibujándote en su cara visible cicatrices.
Va marcando con punzón alteraciones
y advirtiendo coqueteos con tu pecho.
La mente se hace celosa de lo que guarda entre huesos de reja.

Y para qué hablarte de la cara oscura de la mente, que no es tonta.
Será tragicomedia de golpes y tortazos por la espalda.
No hay otra manera de enterarnos de como va la cosa.

Una vez que la mente deja paso a la arboleda en tu cara,
una vez más celosa,
vas talando el camino que hiciste
que se perdió,
que lo encontrarás cuando seas libre,
cuando en tu pecho sólo quede aire,
cuando en tu cara bailen sonrisas anticipadas.

Cuando en el sentido de cada risa
cuentes cuantos suspiros de ahogo hacen falta para ello,
sin echar cuentas ni pensar por qué son necesarios.
Entonces amigo mío, seremos hombres con un solo corazón,
una sola tierra, un solo camino en el pecho y un solo pulmón.

Pero eso si, lo más bello,
con un monton de mentes, que no son tontas,
recordando las historias que un día tuvieron un mal.

E.M.G