Permítame la grosería que la mire a los ojos. Permítame el placer que la contemple. Perdonenme, quien me tenga que perdonar, que ultimamente se me salga el corazón por la boca más de lo normal. Ya dije en algún asinceramiento que la primavera nunca me enajenó mentalmente.
Entró bailando al compás cubano de una guaracha, con una bolsa. Una bolsa de golosinas.
¿Pudo quedar el kioskero arrepentidisimo de vender esos exquisitos manjares a una marcial belleza como aquella?
Preguntaste el número de plaza de mi billete. Sonó una trova santiaguera en mi pecho.
Coche 2, asiento 105 ventanilla. Parquedad de sones soy yo.
Perdone que no pueda ofrecerle el rico compás de mi tierra en mis palabras. Lo siento de veras.
Tu bolsa de camelos, no de caramelos, va alagando y endulzándome la mirada. Disculpe de nuevo mi bochornoso comportamiento. Le prometo que no volveré a escribir sobre el tema.
Sé que su pecho será dulce al sabor de chocolate. Sé que su pelo es caramelo cuajado en viento fresco. Puedo pronosticar cuántos dulces quedarán en esa bolsita transparente. Le hacen falta muy pocos.
Poca glucosa. Usted es dulce.
No se si usted será otro ser cargado de moral que cuando llegue a su casa se siente frente al escritorio y hable conmigo. Yo al menos quiero hablarle.
No por favor. No se vaya. No se ofenda señorita. Me iré yo.
Me relajo. Solo le molestaba ir de espaldas en el tren, en sentido contrario a la marcha. Te sientas detrás mia.
Gracias.
Resepi Ayam Goreng Mamak Nasi Kandar
Hace 1 año
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