Cierta persona me dijo, "no me extrañaría nada verte sentado un día en este banco mirando a la gente pasar, sin decir nada, solo contemplando".
No lo veo anormal, solo que me da pereza ir hasta el centro de la ciudad, buscar aquella plaza, situarme en el banco y mirar.
Puedo recordar aquella mañana de invierno en que me dijiste eso. Llovía y en un charco próximo había dos patos. Un charco pequeño para dos, pero allí estaban los dos felices, indiferentes a la lluvia y a que lo estabamos mirando.
Parecía raro encontrar en aquel lugar dos patos. Era más raro aún encontrarnos a nosotros en aquella plaza. Los patos eran de allí, su dueño era un florista que tenía una tienda próxima que hacía esquina. Nosotros no teníamos derecho siquiera a mirarlos.
Iría hasta allí, no te digo que no. Pero ¿que dirían los dos patos cuando me vieran aparecer sin tí por su plazoleta?
E.M.G
Killo, me ha encantado, sobre todo el final. Muy bueno XD
ResponderEliminar