Los mapas

Los mapas cuando traen la maldad de la calle
se convierten en afilados dientes, 
anticuerpos inhumanos,
manos que hierven el metal,
y labios de veneno helado.

Suerte que los cuerpos se mueven,
y andan por ahí
como éxtasis ambulante,
buscando jóvenes a los que convertir,
en eso que los ángeles llaman Dios Brillante.

Y suspiran las gotas,
cuando llueve y se dan un respiro en el cristal,
cuando la niebla cubre las aceras,
porque aún es muy temprano para soñar despierto.
El día se cocinará a fuego lento,
primero besará tu frente,
luego correrá tu cuerpo.

Ya solo quedan calles,
mapas reventados de miedo,
ciudades que vuelven a su pueblo,
y poblaciones asqueadas de suelo.

Suerte que andamos.
Andad, andad amores mios.
La primavera y las flores
colmarán tu casa.

Por suerte, repito,
tengo en la calle tu abrigo.

E.M.G